Si nos paramos a pensar en formas de asegurar nuestros bienes (joyas, documentación, efectivo…) seguramente uno de los primeros elementos de seguridad que se nos vienen a la mente sea «una caja fuerte». Pero aquí es dónde, en el momento de escoger una, podemos tener más dudas: ¿Qué voy a guardar en mi caja de seguridad? ¿Me gustaría que estuviese oculta o no me importa que se vea? ¿Qué características debe tener?… en definitiva, con tantos tipos de cajas fuertes en el mercado: ¿Qué caja fuerte comprar?
Y es que en base a las preguntas planteadas nos encontramos con que ahora necesitamos encontrar una que se adapte a todas esas necesidades. Queremos también mencionar que, como en la propia definición de caja fuerte deja entrever, no todas las cajas con cierre por combinación o llave son cajas fuertes. Esto es algo a tener en cuenta, no únicamente por la seguridad de nuestros bienes, sino también por evitar problemas a posteriori con seguros, reclamaciones…
En el mercado existen muchos tipos, marcas y modelos de cajas de seguridad así que intentaremos agruparlos de forma fácil para intentar aclarar las características de cada uno de estos conjuntos. Pero antes, vamos a repasar varios factores a tener en cuenta antes de elegir la caja fuerte que más se adapte a nosotros:
4 cuestiones que debes tener en cuenta a la hora de elegir una caja fuerte:
- Contenido. Indudablemente, el contenido que vayas a introducir en tu caja fuerte es la primera cuestión que debes valorar: objetos de poco valor o dinero en efectivo; objetos de alto valor; documentos importantes; objetos electrónicos; armas… El tipo de objeto, su tamaño y valor van a condicionar notablemente las características de tu caja fuerte.
- Ubicación. El lugar elegido para colocar tu caja fuerte determinará el tipo de caja que debes escoger.
- Sistema de apertura y cierre. El sistema de apertura determinará el grado de seguridad de tu caja fuerte. A la hora de elegirlo tendrás que determinar de quién quieres proteger los objetos que introduzcas dentro de tu caja. No es lo mismo protegerte del entorno más próximo que de personas ajenas. En función de esto, podrás elegir diversos sistemas.
- Uso. Aunque parezca una obviedad, no lo es. Antes de comprar e instalar una caja fuerte, debes determinar qué uso le vas a dar. Es decir, tienes que decidir qué tipo de protección necesitas: antirrobo, ignífuga o resistente al agua.
Ahora que ya sabes que uso le vas a dar a tu caja fuerte, es hora de que descubras cuál es la mejor opción para ti:
- Cajas camufladas: Seguro que más de una hemos visto en las películas de espías o de James Bond. Están pensadas para quedar ocultas detrás de algún elemento decorativo o mobiliario de la vivienda o negocio. Estas cajas, si están bien hechas y colocadas, pueden pasar completamente desapercibidas aunque las tengas delante. Responden perfectamente a la frase «si no te cuentan dónde está, no sabrías encontrarla».
- Cajas empotradas: Como su nombre indica, están encofradas en la estructura del edificio. Ofrecen un extra de seguridad por su difícil extracción ya que se encuentran, en la mayoría de los casos, embebidas en una pared, suelo… Es importante en este caso darnos cuenta de que, si optamos por una caja de estas características, es casi seguro que necesitaremos una obra de albañilería para poder colocarla.
- Cajas superficiales: En este caso suelen ser cajas que se colocan sobre el suelo o ancladas a la pared directamente con pernos, tornillería… no requieren grandes obras.
- Cajas ignífugas: Este tipo de cajas fuertes ofrecen gran resistencia al fuego y al calor. En muchos casos llegan a soportar más de 1000 grados de temperatura por lo que, si lo que tenemos pensado salvaguardar es sensible a las llamas, quizá debamos tener en cuenta esta característica.
- Cajas homologadas: En este caso nos centramos en agrupar las cajas por su grado de homologación oficial. Esta certificación garantiza que nuestro modelo de caja ha sido probado y aprobado en laboratorio para un cierto nivel de seguridad (en una escala que va desde el Grado S1, la mas baja -para uso doméstico- hasta el Grado V -para uso profesional-). Hablaremos de estos grado en otra entrada de nuestras recomendaciones.
Estos son los principales grupos o características que debemos tener en cuenta para elegir nuestra caja fuerte. Por supuesto, como ya habréis adivinado, muchas de las cajas que encontraréis en cualquier catálogo se encuentran en varios de estos grupos (cajas homologadas ignífugas, cajas empotradas camufladas, cajas superficiales ignífugas…) así que podéis tomar una decisión con la combinación que mejor se os adapte.
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